lunes, 18 de octubre de 2010

Reseña 01: Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo

Ryszard Kapuściński 
Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo.


Los cínicos no sirven para este oficio, un título interesante y cautivador, supongo que por eso lo elegí de la lista de lecturas que reseñar. Su autor fue Ryszard Kapuściński  (Polònia 1932- Varsòvia 2007) un gran periodista e historiador. El libro, que consta de 124 páginas, fue editado en el año 2000 en Roma por la editorial Edizioni e/o y ha tenido hasta cinco ediciones más.

Este libro está dividido en tres partes además de una nota al principio y una introducción escrita de la mano de Maria Nadotti. Las tres partes que siguen son: Ismael sigue navegando, en la que Maria Nadotti y personas del público entrevistan a Kapuściński, y se centran más en explicar su obra y en los métodos que utiliza para conseguir sus noticias e historias, además de explicar cómo tiene que ser un buen periodista y un buen corresponsal. La segunda parte lleva de título Explicar un continente: la historia de su desarrollo, en la que Andrea Semplici entrevista a Ryszard en base a una descripción de su viaje a su amado continente, África, y sus experiencias allí. Por último, la tercera parte recibe el nombre de El relato en un diente de ajo, cuyo título proviene de un sueño de John Berger, quien, con Maria Nadotti y Ryszard Kapuściński ponen fin el libro.

En la primera parte, mi opinión difiere un poco de la suya en cuanto a cómo tiene que ser un buen corresponsal. Él cree que tiene que tener resistencia física y psíquica, y que no tiene que tener miedo a los animales depredadores tales como la cobra negra o incluso de la mosca tse-tse. También expone que un buen corresponsal tiene que estar predispuesto a comerse una tarta cuyo ingrediente principal sean hormigas. Estoy de acuerdo con el autor al afirmar que tiene que estar preparado para unas duras condiciones de vida, pero no llevadas tan al extremo, puesto que parece que hable más bien de un aventurero que de un corresponsal.

También compartimos que un buen periodista tiene que tener nociones básicas de psicología a la hora de tratar con los entrevistados, tiene que ser empático y cauteloso al realizar las preguntas para que los afectados no se nieguen a contestar o le tachen de arrogante. El punto de vista de Kapuściński de este oficio es muy certero a mi parecer en muchos ámbitos. Por ejemplo al igual que Ryszard, creo que los medios de comunicación son utilizados con frecuencia por diversos partidos y fuerzas políticas en lucha por sus propios intereses.

Kapuściński explica que en los grandes grupos televisivos encontramos a gente que no tiene nada que ver con el periodismo, que solo son hombres de negocios que quieren sacar el máximo beneficio posible del mercado de la información y la comunicación. Pues bien, creo que esto no tendría que ser así, por un lado tendrían que estar los periodistas que quieren informar de los últimos sucesos y que hacen bien su trabajo para poder llegar a los espectadores, lectores u oyentes, y por otro lado, lejos de este mundo, las personas que solo quieren enriquecerse a costa de los demás. El conflicto llega cuando un periódico o una televisión no tiene recursos económicos suficientes para auto gestionarse y tiene que pedir ayuda a las empresas para que hagan publicidad en su medio. Una vez estas aceptan, pasan a tener más poder sobre los medios que los redactores o accionistas que había previamente. Así quizás el director del medio pasa a ser un empresario que nada tiene que ver con el periodismo y al que los periodistas no pueden formular sus dudas acerca de su trabajo ni pueden recibir consejos de alguien experimentado, por eso ha cambiado el sistema tradicional empresarial de los periodistas.

Otro punto de vista que comparto con el autor es el que el mismo título indica, los cínicos no tienen cabida en este oficio. El periodista creo que tiene que ser realista y escéptico e incluso objetivo en la medida de lo posible, puesto que es casi imposible no dar una noticia desde un punto de vista o sin su ideología escondida detrás. Así pues, el cinismo no forma parte de la lista de requisitos que un buen periodista debería de tener.

En esta primera parte del libro, sin duda me hubiese gustado poder participar en esta entrevista abierta al público para poderle hacer algunas preguntas a Kapuściński, seguro que hubiese sido una experiencia muy enriquecedora para mí.

En cuanto a la segunda parte del libro no hay muchos puntos de vista sobre los que pueda hacer una reflexión, solo me queda admirar su trabajo realizado en África así como sus técnicas utilizadas a la hora de realizar su trabajo. Sin embargo sí que puedo decir que pienso igual que John Berger al afirmar que los grandes acontecimientos son reporteados por muchos periodistas que focalizan su atención en ellos, pero que descuidan el resto de noticias que pueden estar sucediendo alrededor suyo, como el ejemplo del accidente del autobús en Atenas en el que murieron nueve estudiantes y sobre el que nadie habló porque todo el mundo tenía la mirada puesta en una riada que había tenido lugar ese mismo día. Así pues, creo que no se tendría que cubrir solo una noticia por grande y jugosa que sea, se tendría que tener en cuenta el resto de cosas que podrían suceder al mismo tiempo.

Haciendo referencia ahora a la tercera y última parte del libro, me ha resultado muy amena la conversación entre John Berger, Ryszard Kapuściński y Maria Nadotti. Este estilo no tan formal como una entrevista entre tan grandes periodistas es muy interesante puesto que combinan puntos de vista y tienen pequeñas discusiones sobre la profesión, aunque la mayoría de intervenciones son halagos de un periodista a otro. Sobre todo, lo que me gustaría remarcar de esta parte del libro es la comparación que Maria hace en base a una cita de Walter Benjamin entre Berger y Kapuściński en relación a un campesino y a un marino.  Me parece una observación excelente por su parte, puesto que Berger busca sus relatos cerca de su casa y su puesto de trabajo mientras que Kapuściński viaja alrededor del mundo. 

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